Perder una amistad en los 20s es más difícil de lo que creemos

 


Nota: Estas entradas estan basadas en relatos personales y como ejercicio de escritura. No me considero una experta en el área de psicología ni poesía pero tal vez podamos identificarnos mutuamente y hablar de ello.

    

    Hace poco leí sobre la realidad de perder amistades a partir de los 25. Y es que nunca he sido una persona con demasiados amigos; desde pequeña entendí que no todos eran sinceros o simplemente yo no era el paquete que buscaban. Quiza por ello, en los pocos que conseguí di el 200% más de lo necesario y aún así, muchas veces terminaba mal. Me preguntaba por qué no ponían la misma intención en salvar nuestra relación o criticaban demasiado mis acciones y gustos. Intenté moldearme a ellos para integrarme y que pudiese existir una razón por la que volvieran o decidieran quedarse un poco más.

    Intenté tantas versiones de mi que terminé perdiendo parte de mi identidad dentro de todo el esfuerzo innecesario. Pero así fue como maduré a través de los años y comprendí quiénes eran al final mis únicos amigos. Almas afines, almas gemelas.

    El dolor de perder a una de ellas cuando crees que no hay manera, resulta incluso peor que terminar cualquier otra relación romántica. Hasta cierto punto dependía de ella. Tal vez existían ocasiones donde peleabamos o nos irritabamos la una con la otra pero siempre lo intentabamos de nuevo, principalmente porque comprendiamos en su totalidad quién era la una y quién era la otra. Supongo que debí darme cuenta cuando los intereses ya no eran los mismos, cuando no era de las primeras personas con quien compartía sus experiencias o logros, o cuando comenzaba a ignorar mis mensajes por horas aunque me encontrara en una emergencia y por primera vez, dolía. Dolía ser ignorada y puesta a un lado. Dolía que sólo se interesara en hablarme cuando era parte de su conveniencia. Y dolía aún más pensar que se había hartado de mi. 

    Aceptar que no puedes salvar una amistad es posiblemente la etapa más dificil. No hay una despedida ni una última salida para hablar de ello, simplemente desapareces de su vida. Duele, ¿verdad? Tal vez hay distracciones, pero entre más días pasan, más entiendes que no hay comunicación del otro lado del telefono y llega el alumbramiento de que todo este tiempo tu 200% era el que mantenía viva esta amistad. 

    No queda más que cerrar algunos libros, hora de descubrir quién eres más allá del tiempo que pasaban juntas, de las bromas privadas entre las dos o de los momentos que se sintieron como una montaña rusa. Todo pasa ¿no es así? Y quién sabe, tal vez en la próxima página descubras una nueva amistad hecha especialmente para el nuevo tu que estas descubriendo.

-E.G.

6 comentarios

  1. Hola.
    Precioso escrito, y muy ciertas las palabras.
    Muchos besos.

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  2. ¡Hola!
    ¡Qué hermoso y necesario ejercicio! Me gustó mucho leerte.

    ¡Nos seguimos leyendo!

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  3. Hola!
    Ayyy, me identifiqué tanto con tu escrito. De chica tenía dos amigas que las consideraba como hermanas. Duramos muchos años con la amistad, pero por una tontería, decidieron acabarla sin peros y fue ahí cuando me di cuenta que yo era la que ponía mucho esfuerzo en la relación y muchas veces era ignorada o criticada por las cosas que me gustaban o decía. Y así ha seguido, varias amistades que no lo eran tanto. Pero como dices, las que quedan, son las verdaderas. Y al mismo tiempo, nosotras también podemos diferenciar más rápido si una amistad es verdadera o por conveniencia.
    Un beso!

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  4. Holaaaa =)
    Te ha quedado muy bonito :P

    Un abrazo ^^

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  5. Hola guapa! Me ha llegado muy hondo tu escrito porque a mí siempre me ha pasado con todo el mundo, familia, parejas, amig@s, que he dado muchísimo más y siempre me he llevado esas decepción de no ver correspondido todo lo que hacías, así que te entiendo a la perfección. Lo mejor de todo es cuando aprendes a decir no y entonces te acusan de egoísta. Qué complicados somos verdad? Un besote!

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  6. ¡Holaaa! :D
    Primero de nada tengo que: 1) prepárate para un comentario masivo, y 2) decirte que he comentado en tu entrada más reciente primero y luego en esta, y se me había olvidado decirte en tu anterior entrada que me apunto la playlist para escuchar mientras leo porque me ha parecido muy cuqui.
    Y bueno, ahora hablando de tu escrito, la verdad es que me ha gustado muchísimo y me veo muy identificada con lo que dices. Yo también crecí teniendo muy pocos amigos, ya sea porque me cuesta mucho conectar con alguien o porque simplemente no tenía mucho en común con las personas a mi alrededor y a esto se le sumaba el hecho de que era tímida e introvertida. Mi primer grupo de amigos fue cuando tenía unos 14, y cuando tenía 17 fue cuando encontré otro grupito de amigos con los que me sentía super super cómoda, y ahora que me he mudado de país, me pone bastante triste pensar a veces que realmente apenas hablo con ninguno. Uno porque simplemente dejó de contestar a mis mensajes, otro porque siempre está ocupado y otra porque, como yo, tampoco sabe mucho de lo que hablar (y se le da horrible mensajear, para ser sincera, aunque le sigo teniendo mucho aprecio; con ella era mejor vernos en persona para hablar, fluía mejor que por mensaje, y ahora que me he mudado de país pues solo podemos hablar por mensaje, así que esto no ayuda mucho).
    Al mismo tiempo, a mí también me ha pasado mucho esto que dices que sientes que estás dando el doble que ellos para mantener la amistad, y que si no fuera por ti, dejaríais de ser amigos puesto a que la otra persona no pone su parte de esfuerzo. Esto me daba muchísima rabia hace un tiempo, pero ahora he desistido y ya tampoco estoy poniendo tanto de mi propio esfuerzo, por lo que mis amistades de España se han ido distanciado más y más. Es triste, pero supongo que es lo que hay: al menos lo he intentado, y si en algún momento quieren hablar conmigo, estaré encantada de ello. Me gustaría ser tan cercanos como antes, pero he empezado a ver que esto ya no es así, y no puedo hacer mucho ahora mismo para remediarlo. Y tampoco tengo la energía emocional, vaya.
    Para mí también una de las cosas que más me duelen es que no hay una despedida ni una conversación al respecto de lo que está pasando para ayudar a remediar las cosas o al menos entender que nos estamos distanciando y que no pasa nada, estas cosas pasan. Pero incluso mantener una conversación así es difícil para mis amigos y yo hoy en día (entre otras cosas porque probablemente yo me sentiría super awkward, supongo?¿?¿).
    Yo no había oído escuchar que perdías amistades a partir de los 25, tengo 23 y siento que ya en la pandemia las empecé a perder, lo cual es triste. Ahora mismo vivo en un país en donde mi única amistad es mi pareja, lo cual a veces no me importa demasiado porque siento que soy bastante introvertida y estoy bien sola, y además también he conseguido reconectar con mi mejor amiga online lo cual ayuda, pero sí es verdad que hay veces que me siento bastante de bajona y sola (esta semana ha sido una de esas veces, por ejemplo).
    Y bueno, siento el comentario tan largo y depresivo jajajaja, pero siento que tu entrada ha escrito justamente lo que he estado sintiendo desde la pandemia (y desde que me he mudado de país), y me ha tocado mucho la fibra sensible así que he decidido compartir también mi experienca contigo como lo has hecho tú con nosotros. En fin, imagino que ya nuevas amistades vendrán, así que a otra cosa mariposa. Gracias por tu escrito :')

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